Es el artista japonés que inspiró a los impresionistas y fue el primero en usar el término "manga" para referirse a una historia contada con texto e imágenes.
La exposición presenta 130 dibujos, estampas y pinturas, entre las que se encuentran la famosa serie '36 imágenes del Fuji', la excepcional pintura 'Dragón entre las nubes' y estampas eróticas denominadas 'Imágenes de primavera' (shunga).
La única obra que no pertenece al fondo, prestada por el Museo Ota de Tokyo, es 'Tigre bajo la lluvia', hecha por Hokusai a los 90 años. A esa edad, firmaba como "el viejo loco de pintura".
Una pasión francesa
"Existe una auténtica pasión francesa por Hokusai", explicó a EL TIEMPO la curadora de la exposición Hélène Bayou. A finales del siglo XIX, un crítico francés juzga que "Hokusai es el más grande pintor japonés, al mismo tiempo el Rembrandt, el Callot, el Goya y el Daumier de Japón".
"Coleccionistas y aficionados al arte presentaron a Hokusai en Europa como un artista genial, ocultando casi por completo a los demás artistas japoneses. Una imagen que no se tenía de él en Japón ni en los países anglófonos", comenta Bayou.
Pintores impresionistas como Vang Gogh, Gauguin y Monet se inspiran en él para cuestionar el arte occidental. Según Bayou, Hokusai influencia en ellos por la manera audaz de presentar el espacio y los fuertes contrastes de colores muy vivos en sus paisajes.
"Utiliza, además, colores inverosímiles como el rojo para el Monte Fuji, lo que constituye una revolución para la pintura japonesa, sin dejar de ofrecer, al mismo tiempo, una representación realista de la naturaleza".
Esta atracción no es unilateral. Hokusai fue influenciado a su vez por la pintura occidental, sobre todo por los grabados holandeses que conoció en su Edo natal (actual Tokio) a finales del siglo XVIII.
"Ningún artista japonés había utilizado con tanta maestría las leyes occidentales de la perspectiva, las sombras y los claroscuros. En este sentido, su lenguaje es universal", dice Bayou. Al integrar de manera sutil esas reglas a su representación del espacio, los occidentales no se sienten del todo extraños ante su obra.
Reflexión para el manga
La modernidad de este pintor japonés nacido en el siglo XVIII es patente también en la herencia que ha dejado en los mangas o comics japoneses. Si bien las fuentes de los mangas se remontan muy lejos en la historia y la sensibilidad japonesas, Hokusai fue el primero que acuñó el término en 1814, cuando publicó una serie de 15 volúmenes de cuadernos de dibujos.
"Manga quiere decir dibujos espontáneos, bocetos -explica Bayou-. El trazo es humorístico y caricatural. Hokusai aportó a ese género su reflexión sobre la articulación entre el texto y la imagen, sobre la manera más eficaz de contar una historia con imágenes para darle una gran intensidad dramática".
La principal meta de este artista fue alcanzar la perfección. Prueba de esa lucha titánica consigo mismo, la realidad y el pincel es este texto escrito a sus 75 años: "Estoy descontento con todo lo que he pintado antes de los 70 años. Fue a los 73 años que comprendí más o menos la forma y la naturaleza exacta de los pájaros, de los peces, de las plantas. Por lo tanto, a los 80 años realizaré grandes progresos ; a los cien años, llegaré definitivamente a un estado superior, indefinible, y a los ciento diez años, todo será vivo: un punto, una línea...".
Perfil
A Hokusai (1760-1849) se le atribuyen 30 mil dibujos que firmó con treinta nombres distintos. Su pasión artística comenzó, según él, a los 6 años, cuando tenía la manía de dibujar la forma de los objetos.
A los 18 años, entró al taller de Katsukawa Shunshô, gran pintor de actores de kabuki. Pero su carrera comienza hacia 1780 con la producción comercial de retratos de actores y libros ilustrados. Hacia 1800 adopta el nombre de Hokusai luego de una iluminación en el templo Myôken de Yanagishima que lo inundó llevándolo a un mundo deslumbrante de claridad. En esos años impone su estilo independiente y adquiere fama.
Pero, en 1834, la fortuna comienza a darle la espalda. En la hambruna de 1836 se ve obligado a cambiar sus obras por arroz. En 1839 su taller se incendia y pinta menos, aunque sigue haciendo obras maestras.
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