Tomado de BBC Mundo:
Seguramente aquellos de ustedes que practican algún deporte conocen la sensación de euforia o felicidad que en ocasiones se experimenta tras realizar ejercicio físico.
Existe la convicción en la comunidad científica de que las responsables de ello son las llamadas endorfinas, opiáceos naturales que produce el cuerpo cuando, por ejemplo, se realiza un ejercicio vigoroso.
Hasta ahora el problema para comprobar esta teoría era que con la tecnología disponible el nivel de endorfinas tan sólo podía medirse en la sangre y no en las áreas del cerebro responsables de regular el estado de ánimo.
Pero un grupo de investigadores alemanes afirma haber logrado, utlizando una técnica pionera, comprobar por primera vez que el ejercicio físico intenso libera endorfinas en el cerebro, lo que explicaría la euforia que sienten aquellos que lo practican.
El "subidón" del corredor
Científicos de la Universidad de Munich y de la Universidad de Bonn, en Alemania, llevaron a cabo un estudio conjunto para demostrar que el "subidón" que experimentan los corredores está directamente relacionado con la producción de endorfinas.
Los resultados se publicaron a principios de marzo en la revista Cerebral Cortex.
El ejercicio aumenta la sensación de bienestar.
Los investigadores alemanes realizaron escáneres cerebrales a diez atletas antes y después de una carrera de dos horas de duración. También les sometieron a pruebas psicológicas básicas para conocer su estado de ánimo antes y después del ejercicio.
Los resultados de los escáneres, realizados con el sistema de tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés), mostraron que efectivamente se produjeron endorfinas durante el ejercicio y que éstas se situaron en las áreas del cerebro asociadas con las emociones y el estado de ánimo.
Además, las pruebas psicológicas mostraron un aumento de la euforia y de la sensación de felicidad en los deportistas tras realizar el ejercicio.
De esta manera, más de 30 años después del descubrimiento de las endorfinas, se confirma que éstas juegan un papel fundamental en la regulación de nuestro estado de ánimo.
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